Aquellos que hayan visto ‘We Need to Talk About Kevin’,
pensarán que no es apropiado dedicarle un espacio en este blog. En parte
tendrían razón. No hay muchos aspectos del género en la obra de Lynne Ramsay. Es
más las obras de esta mujer son mas o menos parecida. Te ubican en un drama
relativamente común pero que tiene unos tintes oscuros y lúgubres. Y en esto
último me quiero detener, porque en base a lo que diré a continuación,
justificó la inclusión de ‘We Need to Talk About Kevin’ en nuestro querido El
Hoyio del Diablo: No necesariamente una película de horror con litros y litros
de sangre, o fantasmas, o monstruos o cualquier otra cosa amorfa tiene que
estar en este blog. ‘We Need to Talk About Kevin’ es un drama, si un drama,
pero uno de esos que te quedas aferrado a la cama, que sufrís hasta el último
momento los padecimientos de los personajes, que odias hasta la medula al
reverendo hijo de su madre del film. Lo tiene todo.
En algunos momentos me hizo recordar a ‘The Good Son’ con un
Macaulay Culkin (todavía no logro recordar como se escribe el apellido de este
pibe, por eso sigo haciendo copy paste del nombre) perverso acosando al bueno
de Elijah Wood.
Debo decir que ‘We Need to Talk About Kevin’ es una obra
maestra con una ejecución impecable. La historia se centra en una madre que da
a luz al acolito del diablo. Un pibe sin sentimientos, perverso, dañino, sin
capacidad para amar, y demás adjetivos negativos. Durante el film vamos a poder
ser participes de una relación madre – hijo tortuosa, cínica y siniestra.
La película está llena de flashbacks y pasa por etapas vitales
en la crianza de un hijo: bebé, niñez y adolescencia. En todas sufriremos los
padecimientos de una madre (que tampoco está del todo cuerda) intentando
congeniar con su hijo de cualquier manera.
Nos vamos a encontrar con una enorme Tilda Swinton (todavía
no logro descifrar si es hombre o mujer) interpretando a Eva, la madre de Kevin
que en su etapa como adolescente es interpretado por Ezra Miller (otro que no
sabes si es hombre o mujer). También vemos a John C. Riley en un papel
totalmente distinto al que nos tiene acostumbrado. Interpreta al padre de
Kevin, el típico viejo que se pone del lado del pibe con frases como “Es una
etapa, ya se le va a pasar” mientras el pendejo te está prendiendo fuego al
perro (esto no sucede en la película quédense tranquilos).
En fin, la recomiendo. No te va a defraudar. Me
animo a decir que es una de las mejores películas del 2011. Pero no se queden
con los que les digo, véanla y después me cuentan que les pareció. Hasta la
próxima.Puntaje:
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